Retórica, oratoria y debate: una experiencia de aprendizaje transformadora

Durante este trimestre (de forma online y presencial), varios profesores de distintos colegios de nuestra Fundación han tenido la oportunidad de participar en un curso que se convirtió en un auténtico viaje hacia el corazón del lenguaje y del pensamiento crítico. Se trataba de acercarnos a conceptos como retórica, oratoria y debate, herramientas tan antiguas como necesarias, con el fin de que cobren vida en nuestras aulas. ¿El objetivo? No solo enseñar a hablar bien, sino también a pensar mejor, a opinar con sentido crítico y, por supuesto, buscar nuevas estrategias metodológicas para nuestras aulas.

Mucho más que palabras

Comenzamos el curso con una sesión online, en la que nada más empezar se nos invitaba a participar de una dinámica que dejó claro, desde el inicio, que no sería una formación magistral (en el sentido más tradicional de esta palabra). Nos presentamos utilizando figuras retóricas: metáforas, hipérboles, antítesis… descubriendo así nuestras habilidades para jugar con el lenguaje y, al mismo tiempo, “experienciar” una forma creativa y poderosa de conocernos y conectar con los demás.

¿Por qué? Sin duda, con este enfoque inicial se reflejaba lo esencial de lo que exploraríamos a lo largo de las distintas sesiones: el arte de comunicar no consiste únicamente en transmitir ideas, sino que hay que hacerlo con autenticidad, con emoción y con razonamiento, los tres pilares de Aristóteles: Éthos (credibilidad), Páthos (emoción) y Lógos (razón). Así, en cada actividad, aprendimos a aplicar estas herramientas en contextos cotidianos y formales, desde una conversación de pasillo, un claustro, resolución de conflictos en el aula… hasta un debate académico de alto nivel.

La fuerza del aprendizaje cooperativo

La conexión con el aprendizaje cooperativo, un enfoque que consideramos fundamental en el marco educativo de nuestros colegios, fue uno de los aspectos más enriquecedores. Como apuntan nuestras Líneas Educativas Básicas, «las relaciones colaborativas potencian el aprendizaje mutuo»​. En el debate, estamos convencidos, esta colaboración se convierte en el alma del proceso: los participantes deben trabajar juntos para construir argumentos sólidos, refutar con respeto y llegar a conclusiones que trascienden las posiciones individuales.

La controversia cooperativa, una metodología inspirada en Vygotsky, también fue un punto clave: al enfrentarnos a puntos de vista contrarios, no solo aprendimos a defender nuestras ideas; aprendimos a escucharlas con atención, a empatizar y a construir un pensamiento colectivo. Como dice la teoría de «comprender para aprender» de Harvard en su Proyecto Zero: “el verdadero entendimiento se da cuando transformamos el conocimiento en acción compartida”.

Más allá del aula: habilidades para la vida, un impacto que transciende

El debate es una herramienta metodológica poderosa y transformadora; es un puente entre el aula y el mundo. Participar en este curso nos recordó que enseñar a debatir es, en esencia, enseñar a vivir, a comunicar, a tomar decisiones formadas, a cuestionar con sentido crítico y a comunicarnos con claridad. Estos son rasgos que nuestro Modelo de Persona define como esenciales: personas autónomas, comprometidas, creativas, audaces, transformadoras​…

Además, el debate, recordamos, fomenta habilidades clave del siglo XXI: pensamiento crítico, comunicación efectiva y resolución de problemas. Pero, sobre todo, nos da confianza, empodera a nuestro alumnado. Y no hay nada más poderoso para un alumno (y un profesor) que la convicción de que su voz importa y de que puede marcar una diferencia.

Se inserta, por tanto, de forma fácil y clara, en nuestros procesos de enseñanza-aprendizaje y debe, sin duda, formar parte de ellos. En nuestras aulas, el debate tiene el potencial de ser mucho más que una actividad académica. Puede integrarse en el día a día como una forma de aprender desde la diversidad, de conectar contenidos, saberes, con la realidad, y de formar ciudadanos críticos y responsables. Esto encaja perfectamente con el propósito de nuestra Fundación, tal y como se recoge en las Líneas Básicas, de acompañar al alumnado en la construcción de un proyecto personal y en su compromiso con el mundo​. 

Así mismo, se alinea perfectamente con los objetivos de la LOMLOE y el Bachillerato Internacional (IB, programa ya presente en varios de nuestros colegios), al fomentar competencias clave esenciales en el ámbito académico, que preparan a nuestros chicos y chicas para enfrentarse a un mundo diverso y complejo. 

No debemos tenerle miedo, ni asumir que se trata de añadir algo más a nuestro trabajo; sino que debemos considerarlo como una “herramienta” más que se puede convertir en parte fundamental de nuestra metodología, integrándola en el aula de forma natural.

Jesuitinas Debate: el gran reto

Y, como broche de oro, en la última sesión de la formación, tuvimos la suerte de descubrir que el debate no se quedará solo en las aulas. Durante el segundo trimestre del curso celebraremos la II edición de Jesuitinas Debate, un torneo que reunirá a alumnos de nuestros colegios para poner en práctica todo lo aprendido. Tras una mirada al pasado y un recorrido por la I edición de nuestra liga inter escolar, pudimos ver que será de nuevo una oportunidad para mostrar habilidades y argumentos, aprender del otro, celebrar la riqueza de la diversidad de ideas, compartir experiencias y convivir como red.

Jesuitinas Debate refleja el espíritu de nuestro proyecto educativo: fomentar el pensamiento crítico, la comunicación efectiva y el trabajo en equipo, siempre con la vista puesta en construir un mundo más humano y solidario.